La esperanza de vida aumenta constantemente. Esto provoca que nos enfrentamos nuevos desafíos en el cuidado de la salud, especialmente en la población que envejece. Es el caso de la pérdida de masa y fuerza muscular en los mayores, que no es solo una cuestión de movilidad reducida, sino que conlleva riesgos significativos como caídas, inactividad y problemas metabólicos. En este contexto, un equipo de investigadores japoneses ha desarrollado un sistema práctico y accesible para monitorear la salud muscular, utilizando el análisis de impedancia bioeléctrica (BIA), una técnica ya conocida en la evaluación de la composición corporal. Este avance representa no solo un hito en la medicina geriátrica, sino también una luz de esperanza para mejorar la calidad de vida de millones de personas mayores en todo el mundo.
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La importancia de la salud muscular en la tercera edad
La salud muscular en la tercera edad es un tema que merece una atención especial. Con el envejecimiento, el cuerpo experimenta cambios naturales, entre ellos, la pérdida de masa y fuerza muscular. Esta realidad no solo afecta la capacidad de movimiento de los mayores, sino que también incrementa el riesgo de caídas, una de las principales causas de lesiones graves en esta población. Además, la debilidad muscular puede llevar a una reducción en la actividad física, lo que a su vez conlleva un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
El profesor Ryota Akagi, del Shibaura Institute of Technology, enfatiza la importancia de medir de manera rápida y no invasiva la respuesta y coordinación muscular. Esta necesidad se hace aún más evidente al considerar que, según la Organización Mundial de la Salud, para el año 2050, la población mundial de 60 años o más se duplicará, alcanzando los 2.1 mil millones. En países como Japón, donde el porcentaje de personas mayores de 65 años es particularmente alto, la evaluación de la salud muscular se convierte en una prioridad.
Por otro lado, la pérdida de masa muscular no solo implica una disminución en la calidad de vida, sino que también puede llevar al confinamiento en cama y a problemas metabólicos. Estos desafíos subrayan la necesidad de herramientas efectivas para la evaluación y el monitoreo de la salud muscular, permitiendo así intervenciones tempranas y mejorando el bienestar general de la población que envejece.
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Innovaciones en la evaluación muscular: método no invasivo
La investigación liderada por el profesor Ryota Akagi y su equipo ha marcado un hito en la evaluación de la salud muscular, introduciendo un método no invasivo y altamente efectivo: el análisis de impedancia bioeléctrica (BIA). Tradicionalmente utilizado para medir la composición corporal, el BIA se revela ahora como una herramienta valiosa para evaluar la salud muscular, especialmente en la población mayor.
El BIA funciona enviando una corriente eléctrica segura a través del cuerpo y midiendo la impedancia, que se caracteriza por la resistencia y la reactancia. En este contexto, una mayor concentración de agua y electrolitos conduce a una menor resistencia, mientras que membranas celulares saludables muestran una mayor reactancia. Estos componentes se representan como ángulos de fase, calculados como una relación entre la reactancia y la resistencia. Un ángulo de fase más grande indica un mayor contenido muscular.
El estudio se centró en examinar la relación del ángulo de fase con las propiedades neuromusculares de la pierna, incluyendo la capacidad de generar fuerza rápidamente, las propiedades contráctiles intrínsecas y la actividad neuromuscular general en los flexores plantares de 60 participantes de entre 21 y 83 años. Los flexores plantares, ubicados en la región de la pantorrilla, son esenciales para caminar, correr, saltar y mantener el equilibrio.
Los resultados del estudio revelaron que el ángulo de fase de la pierna podría estimar las propiedades contráctiles del músculo. Aquellos individuos con ángulos de fase más grandes demostraron una mejor función muscular y generaron más fuerza. Sin embargo, no se observó una relación directa entre el ángulo de fase y la actividad neuromuscular.
Estos hallazgos sugieren que el ángulo de fase puede ser una herramienta valiosa para estimar la salud muscular entre individuos, lo que podría implementarse en básculas con analizador de composición corporal para una evaluación física rápida y sencilla. El profesor Akagi destaca la posibilidad de medir el ángulo de fase incluso con analizadores de impedancia de uso doméstico, lo que facilitaría enormemente el monitoreo de la salud muscular.
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Resultados del estudio y su impacto en la salud pública
Los resultados obtenidos en el estudio liderado por el profesor Akagi y su equipo son prometedores para la salud pública, especialmente en lo que respecta al cuidado de la población que envejece. El hallazgo clave es que el ángulo de fase, medido a través del BIA, puede estimar eficazmente las propiedades contráctiles de los músculos. Esto significa que individuos con ángulos de fase más altos en sus piernas tienen una mejor función muscular y, por ende, una mayor capacidad para generar fuerza.
Esta correlación abre nuevas posibilidades para el monitoreo de la salud muscular de manera sencilla y accesible, utilizando incluso dispositivos de uso doméstico. La implementación de este método podría facilitar la detección temprana de problemas musculares, permitiendo intervenciones preventivas y mejorando así la calidad de vida de los mayores.
Además, estos descubrimientos tienen el potencial de influir en la formulación de políticas de salud pública, enfocadas en prevenir y tratar la sarcopenia y otros trastornos musculares relacionados con la edad. En resumen, este estudio no solo aporta un método innovador para la evaluación muscular, sino que también marca un paso adelante en el cuidado integral de nuestra población que envejece.
El estudio se publicó el 23 de noviembre de 2023 en la revista Frontiers in Physiology.
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Prevención del deterioro muscular cuando eres más joven
La sarcopenia, la pérdida involuntaria de masa muscular esquelética, no es algo que llegue de la noche a la mañana. De hecho, la masa muscular declina aproximadamente un 3-8% por década a partir de los 30 años, y esta tasa se acelera por encima de los 60 años. De ahí la importancia de prevenir y trabajar la fuerza cuanto antes, y no dejar de hacerlo nunca.
Y, aunque nunca es tarde para ponerse la pilas, tampoco es demasiado pronto para empezar a cuidarse y pensar en nuestra salud del futuro.
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