Escribe: Juan José Lecanda, sobre igualdad y velocidad
Me refiero a la Directiva Europea que, a partir del año 2013, establece el fin de la diferenciación entre sexos a los efectos de las primas de diversos seguros, entre ellos el de Automóviles. Se suprimirán así los mejores precios de las conductoras con respecto a ellos, los conductores, en razón al sexo.
Igualdad en el precio de los seguros
La legislación europea entiende que «diseñar y establecer productos y precios en función de género es ‘discriminatorio’ y atenta contra la igualdad”.
He esperado unas fechas para hacer mejor criterio sobre el particular, porque pienso que, al menos en el seguro de Autos, el impacto no va a ser significativo, como la prensa generalista ha aireado. Quizás en el caso de los jóvenes sea algo mayor. En mi criterio, contrastado con un actuario-estadístico, el factor sexo considerado unívocamente no tiene una repercusión superior al 6% del total del coste de un seguro de Autos.
Es obvio que la diferencia de precios reales, en la mayor parte de los casos, entre hombres y mujeres es sustancialmente mayor (podríamos estimar en un 20%-25% en promedio), pero lo es en virtud de otros muchos factores distintos al sexo, como tipo de vehículo, kilómetros recorridos, siniestros anteriores, etc., que como tales, no vienen condicionados por el género.
Salvo error, debe interpretarse, en consecuencia, que se deberá producir una mutualización entre las primas de hombres y mujeres de modo que el 6% que señalaba se incremente a ellas y se reduzca -algo menos, dado que el número de asegurados es mayor- a los hombres.
¿Repercursión de incremento global de primas?
No acabo de entender las «razones» señaladas por la prensa que, poniéndolas en boca de UNESPA, habla de que habrá repercusión de incremento global de primas. Las herramientas actuariales y estadísticas son tan avanzadas y flexibles que deben permitir los cambios con facilidad.
En resumen, y al menos en lo relativo a Autos, la igualdad supone un cambio cualitativo de interés, pero realmente «el ruido» parece excesivo para lo que representa. Además, bienvenido sea en aras de una igualdad real.
En cuanto a la velocidad, mejor dicho la limitación de la misma de 120 a 110 km/hora, establecida y puesta en vigor por el Gobierno, procede evaluarla con perspectiva. Debo declararme, sin perjuicio de que personalmente sea un «pecador» más, que soy partidario tanto del «palo» como de la «zanahoria» en lo relativo a Seguridad Vial. Así lo vengo manifestando, por escrito, cada año.
Respecto a los límites de velocidad
Las diversas medidas de concienciación y sancionadoras adoptadas en los últimos años han tenido una importante repercusión en la reducción de los accidentes graves, los muertos y los lesionados. Creo que los medidas adicionales deben ser más específicas… pero, en ningún caso, se debería corregir la tendencia lograda.
Hace unos meses escribía una nota que titulaba ‘Que no cuenten conmigo’, en relación a una iniciativa ciudadana para aumentar el límite de velocidad de 120 a 140 km/hora. La crisis económica y los precios de los carburantes han aconsejado al Gobierno reducir de 120 a 110 km/hora. La irresponsabilidad o la banalidad de algunas personas, disfrazadas tales actitudes en un «atentado a la libertad individual», han creado un ambiente en contra de la medida, al menos aparentemente, porque la aplicación práctica parece que es positiva y que las infracciones no son significativas.
Más despacio, más seguros
El caso es que, desde que la norma está en vigor, he realizado dos viajes de largo recorrido y la verdad es que la conducción es más placentera… y el mayor tiempo empleado no supone un grave inconveniente. Las multas han caído un 60% y lo que he apreciado es que avanzamos hacia un cambio cultural de menos utilización del vehículo a consecuencia de los límites de velocidad, ‘amenaza’ de sanciones y coste de los carburantes, así como un mayor uso de medios alternativos. Si a ello se une una mayor seguridad en la conducción, y consecuentemente una menor pérdida de vidas humanas, habrá merecido la pena un poco de menor tensión. Todo ello unido a una mejor conservación del ambiente y al ahorro en la factura de los carburantes.
Confío, en consecuencia, que el Tribunal Supremo desestime las demandas por la limitación de la velocidad máxima a 110 km/hora. Habrá que analizar el próximo mes de julio los efectos en Seguridad Vial y de ahorro de la medida… y prorrogarla (?). «Más vale llegar un poco más tarde y con menor coste que…»
Es mi opinión, por supuesto… Espero que en el sector asegurador sea una postura mayoritaria porque, desde luego, le favorece con claridad. Además de ser humanamente muy defendible y responsable.