Actualmente más de 30 millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de demencia; y alrededor de 700.000 padecen de Alzheimer solo en España. Pero, ¿sabías el ejercicio puede prevenir la enfermedad de Alzheimer? Según un estudio, esto tiene que ver con la regulación de los niveles de hierro en el cerebro. Aunque ya hemos hablado sobre esto en otros ocasiones, en esta ocasión vamos a ver los resultados de una investigación reciente que explica por qué el ejercicio físico puede ayudar a prevenir el Alzheimer al regular los niveles de hierro en el cerebro.
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¿Se puede prevenir el Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más habitual en nuestros días. Es una enfermedad de tipo neurodegenerativo que provoca el deterioro de determinadas partes del cerebro encargadas del pensamiento, la memoria y el lenguaje.
Si bien la mayoría de los casos se encuentran relacionados con cuestiones genéticas, los hábitos sedentarios y la falta de ejercicio y actividad aeróbica puede conducir a padecer esta enfermedad. Para la Organización Mundial de la Salud, el Alzheimer es una enfermedad cerebral primaria, el trastorno se inicia por lo general lentamente y evoluciona progresivamente durante años.
Hasta el momento se cree que la enfermedad es irreversible. Sin embargo, la actividad física puede prevenir y hasta retrasar un cuadro de Alzheimer por cambios en el modo en que el cerebro almacena hierro.
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Alzheimer y ejercicio físico
Se cree que las terapias de tipo no farmacológico pueden ayudar al paciente a ralentizar el declive tanto cognitivo como físico, y alcanzar una mejora en su calidad de vida. El ejercicio físico es considerado como una de las terapias no farmacológicas más útiles y que han arrojado mejores resultados en pacientes con Alzheimer.
Mantenerse físicamente activo ayuda a mantener la flexibilidad del cerebro y mejora la memoria. También minimiza la disminución que puede ocurrir en el crecimiento y la conectividad de las células nerviosas a medida que las personas envejecen.
Investigaciones anteriores en un modelo de ratón de la enfermedad de Alzheimer mostraron que el ejercicio podría incluso revertir algunos de los deterioros cognitivos que caracterizan esta forma de demencia.
Los mismos científicos han descubierto ahora que el ejercicio puede retrasar el progreso de la enfermedad de Alzheimer al cambiar la forma en que el cerebro almacena hierro.
El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Finlandia Oriental en Kuopio, aparece en el International Journal of Molecular Sciences.
Mantenerse físicamente activo ayuda a la flexibilidad y estimula la memoria en toda la población, cualquiera sea su edad o condición de salud. En pacientes con Alzheimer la realización de ejercicio físico consigue disminuir tanto los niveles de conductas y pensamientos de tipo depresivo, como también consigue mejorar notablemente la función cognitiva de los mismos.
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Mejoras en la calidad de vida
El ejercicio físico aeróbico combinado con técnicas de fisioterapia y terapia cognitiva, además de incrementar el flujo sanguíneo cerebral, garantiza que los niveles de oxígeno que llegan al cerebro sean los adecuados. De esto se desprende que una rutina activa de ejercicio diario en personas mayores diagnosticadas con el mal de Alzheimer mejora la irrigación cerebral, así como también promueve una mayor activación neuronal, incrementando las sinapsis.
Esto se traduce en mejoras a nivel cognitivo, en su capacidad de equilibrio y en su estado de ánimo en general, reduciendo los niveles de irritabilidad de los pacientes tras períodos prolongados de rutinas de ejercicios. Asimismo, se reducen también las alteraciones neuro-psiquiátricas y los síntomas depresivos, se consiguen mejoras en sus trastornos del sueño, un mejor y más equilibrado desempeño en actividades de tipo motriz, mejoras significativas en el control postural y en las funciones básicas, como la fuerza, la agilidad, la movilidad, y una reducción del riesgo de sufrir caídas.
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El ejercicio disminuye los niveles de hierro en el cerebro
Investigaciones anteriores ya relacionaron la acumulación de hierro en el cerebro y los cambios en el metabolismo del hierro con la formación de placas de una proteína tóxica llamada beta-amiloide, responsable en gran medida del mal de Alzheimer.
El ejercicio físico aeróbico reduce los niveles tanto de ferritina como de hepcidina (principal proteína reguladora del hierro). Realizar ejercicio en forma regular modula el metabolismo del hierro en pacientes con Alzheimer, previene la acumulación de este mineral en el cerebro y aumenta el contenido del mismo en los músculos. El nuevo estudio ofrece más información sobre este asunto.
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Ruedas de ejercicio
En el nuevo estudio, los científicos compararon ratones genéticamente predispuestos a desarrollar Alzheimer con ratones ordinarios o «de tipo salvaje».
La mitad de los ratones tenían libre acceso a una rueda de ejercicio en sus jaulas, mientras que los otros animales llevaban una vida más sedentaria.
Después de 6 meses, los científicos midieron los niveles de hierro y las proteínas esenciales para regularlo en el cerebro y los músculos de los ratones. Descubrieron que correr alteraba el metabolismo y el transporte del hierro en el cerebro y aumentaba el contenido de hierro de los músculos.
El ejercicio redujo los niveles de las proteínas ferritina y hepcidina, que promueven el almacenamiento de hierro en la corteza cerebral.
También disminuyó la cantidad de beta-amiloide en el cerebro de los ratones que estaban predispuestos a desarrollar Alzheimer.
Al mismo tiempo, las concentraciones de la molécula de señalización interleucina-6 (IL-6), que promueve la inflamación, fueron menores en la corteza y el plasma sanguíneo de los animales que hicieron ejercicio.
En los seres humanos, se sabe que el ejercicio regular suprime la cantidad de IL-6 que circula en la sangre; mientras que la inactividad aumenta estos niveles. La IL-6, que puede atravesar la barrera hematoencefálica, promueve el almacenamiento de hierro a través de sus efectos sobre la hepcidina durante la inflamación.
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Conclusiones provisionales
Por lo tanto, los investigadores especulan que al suprimir la IL-6, el ejercicio regular ayuda a proteger al cerebro de la alteración de la homeostasis del hierro; que es una característica tanto del envejecimiento como del Alzheimer.
Según los investigadores, este estudio destaca la importancia de la desregulación del hierro en la enfermedad de Alzheimer y demuestra que el ejercicio de carrera voluntario a largo plazo modula la homeostasis del hierro en el cerebro y los músculos esqueléticos de ambos tipos deratones.» Nuestro estudio es el primero en relacionar las alteraciones cerebrales de la homeostasis del hierro con la disminución de la hepcidina y la IL-6 en respuesta al ejercicio físico regular», explican.
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