¿Hacer ejercicio da ganas de comer o las quita? Seguro que te lo has planteado alguna vez. Según un estudio, el ejercicio parece aumentar la reactividad del cerebro a las señales alimentarias, pero al mismo tiempo puede disminuir la sensación de hambre.
Este hallazgo es muy interesante, porque podría tener implicaciones importantes para entender cómo el ejercicio puede influir en el apetito y la ingesta de alimentos, y podría ofrecer estrategias potenciales para manejar el aumento de peso no saludable.
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Ejercicio y señales alimentarias
Los investigadores observaron que correr aumentaba la reactividad de ciertas regiones cerebrales vinculadas a la atención, la anticipación de la recompensa y la memoria. Estos cambios ocurrieron independientemente de las alteraciones generales en el flujo sanguíneo cerebral.
Un hallazgo clave del estudio es que, a pesar de que el cerebro mostraba una mayor reactividad a las señales de comida después de correr, los participantes informaron sentir menos hambre después de hacer ejercicio. Esto sugiere que el ejercicio puede influir en nuestra respuesta al apetito y la ingesta de alimentos de maneras complejas y no completamente comprendidas.
La investigación también encontró que una sola sesión de ejercicio aumentaba la reactividad a las señales de comida en partes del cerebro asociadas con la atención, la anticipación de la recompensa y la memoria episódica. Estos cambios en la respuesta a las señales de comida ocurrieron independientemente de los cambios generales en el flujo sanguíneo cerebral.
Vemos esto con más detalle a continuación.
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El ejercicio y su impacto en la reactividad cerebral a las señales alimentarias
Investigadores de la Universidad de Loughborough del Reino Unido, la Universidad de Bristol, la Universidad de Nottingham, la Universidad de Leicester y la Universidad de Waseda en Japón llevaron a cabo un análisis detallado sobre cómo correr afecta el flujo sanguíneo en el cerebro, y cómo esto, a su vez, influye en la actividad cerebral relacionada con el apetito.
Los expertos descubrieron que los cambios en la forma en que los participantes respondieron a las señales visuales de los alimentos ocurrieron independientemente de las alteraciones generales en el flujo sanguíneo cerebral. Estas señales de comida son esenciales para nuestro apetito y la cantidad de alimentos que ingerimos, ya que representan la forma en que nuestro cuerpo responde física y psicológicamente a la vista o al olor de la comida.
Para profundizar en este descubrimiento, el equipo de investigación llevó a cabo un experimento con veintitrés hombres, quienes fueron sometidos a resonancias magnéticas funcionales antes y después de 60 minutos de correr o descansar. Durante el escaneo, se les pidió a los participantes que observaran tres tipos de imágenes que variaban desde alimentos densos de baja energía, como frutas y verduras, hasta alimentos densos de alta energía, como el chocolate, así como objetos no alimentarios, como muebles.
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El impacto del ejercicio en la percepción cerebral de las señales de comida
Los resultados del estudio revelaron que la sesión de ejercicio suprimió la sensación de hambre de los participantes, pero al mismo tiempo, incrementó la reactividad de múltiples partes de su cerebro a las señales de comida. Aunque se registraron cambios en el flujo sanguíneo en el cerebro después del ejercicio, estos cambios no parecieron afectar la reactividad a las señales de los alimentos.
La Dra. Alice Thackray, de la Escuela de Ciencias del Deporte, el Ejercicio y la Salud de Loughborough (SSEHS), fue la autora principal de este estudio. Thackray comenta que estos hallazgos confirman que las personas sienten menos hambre durante e inmediatamente después de una sesión de ejercicio y proporcionan algunas ideas sobre la influencia a corto plazo del ejercicio en las respuestas del apetito cerebral. «Sabemos que el cerebro juega un papel importante en el control del apetito y la ingesta de alimentos»; explica.
El estudio, como resaltó David Stensel, Profesor de Metabolismo del Ejercicio en SSEHS, proporciona una plataforma para continuar trabajando para caracterizar las respuestas del apetito al ejercicio de manera más precisa y completa. Este trabajo nos dará una mejor comprensión del papel del ejercicio en la prevención y el manejo del aumento de peso no saludable.
El estudio se publicó en la revista Human Brain Mapping el 5 de mayo de 2023.
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La relación entre el ejercicio, el bienestar mental y la salud cognitiva
El ejercicio no solo tiene un impacto positivo en la salud física, sino también en la salud mental y cognitiva. Los estudios han demostrado que el ejercicio regular puede reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, además de mejorar la memoria, la atención y el rendimiento cognitivo general.
En el contexto de este estudio, es posible que el aumento de la reactividad del cerebro a las señales de comida después del ejercicio pueda contribuir a mejorar las decisiones alimenticias y la calidad de la dieta, lo que a su vez puede tener efectos positivos en la salud mental y cognitiva.
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El papel del ejercicio en la regulación del apetito y la obesidad
El sobrepeso y la obesidad son problemas de salud importantes en muchos países. Una de las estrategias más eficaces para controlar el peso es combinar una alimentación saludable con ejercicio regular.
El hecho de que el ejercicio puede aumentar la reactividad del cerebro a las señales de comida y reducir el hambre ofrece una nueva vía para comprender y abordar los problemas de sobrepeso y obesidad.
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La importancia de la hidratación durante el ejercicio
El ejercicio intenso, especialmente el correr, puede causar una pérdida significativa de líquidos a través del sudor. La hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio es esencial para mantener un rendimiento óptimo y evitar la deshidratación.
Además, algunos estudios sugieren que la hidratación adecuada puede influir en el apetito y la ingesta de alimentos, lo que puede ser relevante en el contexto de este estudio.
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