El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras del mundo, afectando a millones de personas y a sus familias. A pesar de décadas de investigación, aún no existe una cura definitiva, lo que convierte la prevención en una prioridad absoluta. En este contexto, la ciencia sigue explorando estrategias para reducir el riesgo y ralentizar su progresión, y una de las herramientas más prometedoras podría estar al alcance de todos: el ejercicio aeróbico.
Un estudio liderado por la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Universidad Federal de São Paulo (Brasil) ha revelado que la actividad física aeróbica no solo protege las neuronas, sino que también reduce significativamente los principales marcadores asociados con el Alzheimer, como las placas amiloides y los ovillos de tau. Publicado en la prestigiosa revista Brain Research, este hallazgo refuerza la idea de que moverse más podría ser una estrategia clave para preservar la salud cerebral con el paso del tiempo.
Pero, ¿cómo puede el ejercicio aeróbico impactar en un trastorno tan complejo? ¿Qué mecanismos neuroprotectores se activan con la actividad física? Y lo más importante, ¿cómo podemos aplicar estos descubrimientos a nuestra vida diaria para fortalecer nuestro cerebro? Acompáñanos en este recorrido por la ciencia detrás del movimiento y su impacto en la prevención del Alzheimer.
Cómo afecta el Alzheimer al cerebro
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar tareas cotidianas. Aunque sus síntomas aparecen de forma gradual, los cambios en el cerebro comienzan mucho antes. Uno de los principales problemas es la acumulación de proteínas tóxicas, como las placas amiloides y los ovillos de tau, que alteran la comunicación entre las neuronas y provocan su deterioro. Además, el proceso inflamatorio que intenta reparar el daño termina agravando la situación, favoreciendo la muerte celular.
Otro factor clave es la acumulación de hierro en los oligodendrocitos, las células encargadas de producir mielina, la sustancia que protege las neuronas y facilita la transmisión de información. Con el tiempo, la alteración de estos procesos afecta gravemente al hipocampo, la región del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje.
El ejercicio aeróbico como escudo protector frente al Alzheimer
El ejercicio no solo fortalece el corazón y los músculos, sino que también tiene un impacto profundo en la salud del cerebro. En los últimos años, diversas investigaciones han demostrado que mantenerse activo puede ayudar a retrasar el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Pero, ¿qué tiene de especial el ejercicio aeróbico en la lucha contra el Alzheimer?
Cómo el ejercicio protege al cerebro
El estudio de la Universidad de Bristol y la Universidad Federal de São Paulo ha revelado que el ejercicio aeróbico tiene efectos neuroprotectores que podrían cambiar la forma en que abordamos la prevención del Alzheimer. Sus principales beneficios incluyen:
- Reducción de placas amiloides y ovillos de tau. Los ratones que realizaron un programa de ejercicio aeróbico estructurado lograron una reducción del 76% en la acumulación de placas amiloides y un 63% en los ovillos de tau. Esto sugiere que la actividad física ayuda a eliminar estas proteínas tóxicas antes de que causen daños irreversibles en las neuronas.
- Menos inflamación cerebral. El ejercicio disminuyó entre un 55% y un 68% los niveles de inflamación en el cerebro de los ratones. La inflamación crónica es un factor clave en el Alzheimer, por lo que reducirla podría ser esencial para frenar el avance de la enfermedad.
- Mejora en la comunicación neuronal. El estudio también encontró que la actividad física ayudó a restaurar el equilibrio en las conexiones cerebrales, mejorando la comunicación entre las neuronas y evitando el deterioro progresivo del hipocampo, la región encargada de la memoria y el aprendizaje.
- Reducción de la acumulación de hierro en el cerebro. Uno de los factores menos conocidos en el desarrollo del Alzheimer es la acumulación de hierro en los oligodendrocitos. El ejercicio logró reducir en un 58% esta acumulación, lo que podría mejorar la función de estas células y proteger las neuronas de un daño mayor.
¿Por qué el ejercicio aeróbico es tan efectivo?
El ejercicio aeróbico —como correr, nadar, montar en bicicleta o incluso caminar a buen ritmo— aumenta la oxigenación del cerebro y estimula la producción de proteínas esenciales para la supervivencia neuronal, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Esta proteína es clave para la plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro para adaptarse y crear nuevas conexiones, lo que podría explicar por qué el ejercicio es tan beneficioso para la memoria y la cognición.
¿Podría funcionar en humanos? Próximos pasos en la investigación
Aunque los resultados en modelos animales son prometedores, la gran pregunta es: ¿pueden estos beneficios del ejercicio aeróbico trasladarse a los seres humanos?
Los investigadores están trabajando para responder esta cuestión mediante ensayos clínicos en personas.
Lo que se sabe hasta ahora en humanos
Diversos estudios previos han encontrado que las personas que practican ejercicio de forma regular tienen un menor riesgo de desarrollar Alzheimer y otras formas de demencia. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ejercicio físico es una de las estrategias más efectivas para reducir el riesgo de deterioro cognitivo.
Ensayos clínicos en marcha
Para confirmar los resultados obtenidos en animales, los investigadores ahora están diseñando estudios en personas con alto riesgo de Alzheimer o con síntomas tempranos de deterioro cognitivo. Estos ensayos analizarán:
- Los cambios en los niveles de placas amiloides y ovillos de tau en personas que siguen un programa de ejercicio aeróbico.
- El impacto en la memoria y la cognición tras varias semanas o meses de entrenamiento.
- Si el ejercicio puede combinarse con otros tratamientos, como fármacos dirigidos a reducir la inflamación y la acumulación de hierro en el cerebro.
Muévete hoy para proteger tu cerebro del mañana
El Alzheimer sigue siendo un desafío global sin cura definitiva, pero la ciencia nos muestra que tenemos herramientas poderosas para reducir su riesgo y ralentizar su progresión. Entre ellas, el ejercicio aeróbico se posiciona como una de las estrategias más accesibles y efectivas para mantener el cerebro en forma.
El mensaje es claro: cada paso que damos hoy puede ser una inversión en la memoria del futuro. No se trata de correr maratones ni de hacer entrenamientos extremos, sino de encontrar una forma de moverse que disfrutemos y que podamos mantener a lo largo del tiempo.
La mejor medicina para el cerebro podría estar en algo tan simple como ponernos en movimiento.
Este estudio se publicó en 2025 en el volumen 1850 de la revista Brain Research.
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