Cada vez es más frecuente realizar envíos de paquetes: venta online, parte del equipaje para las vacaciones, cosas para los hijos que están estudiando o trabajando fuera, etc. Pero, ¿qué pasa si el paquete se pierde, se extravía o se deteriora? ¿Asume la empresa de transporte el coste? ¿Ofrecen alguna indemnización? ¿Por qué asegurar el envío de un paquete? ¿Compensa contratar un seguro de mercancías cuando enviamos un paquete?
En primer lugar, es importante saber qué tipos de seguros de mercancías existen y cuáles son sus coberturas.
Seguro de mercancías: tipos y coberturas
Los seguros de mercancías se distinguen por el tipo de transporte empleado en los envíos, es decir, que depende de si el envío es se realiza vía terrestre, marítima o aérea. Dependiendo del tipo de transporte, las coberturas varían.
Sin embargo, por lo general, esto está pensado para empresas, no para envíos individuales, que es lo que a nosotros nos ocupa en este momento.
En el caso de los envíos de paquetería de tipo individual, es importante saber que la compañía tiene obligación de asegurar los envíos. Sin embargo, estos seguros solo cubren un importe fijo por cada kilogramo de peso del paquete. Es decir, que no importa el valor real, puesto que el daño te lo pagarán «al peso».
Las mercancías están sujetas a la ley LOTT, que obliga a transportistas a tener un seguro que cubra los siniestros en aproximadamente 6 € por kilogramo de mercancía dañada. Este seguro ya está incluido en el precio del porte, por lo que no tiene cargo adicional.
Sin embargo, las empresas de transporte ofrecen la posibilidad de pagar un seguro adicional que suele costar entre el 3 y el 10% del precio del porte para envío de pocos kilos, pero cuyo valor sea importante. Estos seguros pueden llegar a cubrir alrededor de 25 € por kilogramo de mercancía dañada.
Otra opción que suelen ofrecer las empresas de transportes es asegurar el envío a todo resigo. Su coste ronda el 0,4% del valor de la mercancía.
También ofrecen la posibilidad de asegurarlo a todo riesgo, abonando alrededor de un 0,40% del valor total de la mercancía. Esta opción únicamente es viable en el caso de mercancías con gran valor económico.
Para los envíos internacionales existe otro seguro obligatorio que está basado en la ley CMR (Contrato de Transporte Internacional de Mercancías por Carretera), ley que regula el transporte Internacional por carretera. Esta ley es la que marca las coberturas, las obligaciones, los derechos y las responsabilidades de transportistas y cargadores. Como en el caso anterior, en caso de daño o perdida, este seguro indemnizara sobre la base de kg dañado.
Actualmente se está pagando a 9,5 euros el kg dañado (es un valor fijado internacionalmente y que va bajando).
Igual que en el caso de los envíos nacionales, para el transporte internacional se puede contratar un seguro a todo riesgo.
La importancia del embalaje
Toda mercancía que se envíe debe ir correctamente embalada y acondicionada para el transporte. Las compañías de seguros ponen todo tipo de trabas problemas el embalaje de la mercancía no es adecuado.
Es fundamental la elección de un buen embalaje que proteja el envío para que pueda llegar en perfectas condiciones a su destino final. Los materiales más utilizados son plástico, papel y cartón. Lo más delicado también puede enviarse en embalajes de madera. Sin embargo, hay que pensar que el embalaje pesa, por lo que hay que encontrar una fórmula que aúne ligereza y seguridad.
¿Compensa contratar un seguro de mercancías para asegurar los envíos?
La efectividad de las compañías de transporte ha aumentado mucho en los últimos años, tanto por las medidas de seguridad en sus almacenes como por sus vehículos y, por supuesto, la mejora de las carreteras. De hecho, el nivel de incidencias es cada vez menor.
Sin embargo, eso no significa que no haya riesgo. Y esto es algo que cada uno debe valorar, en función del valor de lo que se envíe.
En los casos de objetos de gran valor económico, sí suele compensar asegurar los envíos. Sin embargo, no hay que olvidar que es necesario hacer las cosas bien, con una factura de compra legal o una tasación aceptada para poder demostrar el valor de la mercancía.