¿Sabías que cualquier tipo de ejercicio estructurado es mejor que ninguno para mejorar la gravedad de los síntomas y la calidad de vida en personas con enfermedad de Parkinson? Un estudio explica cómo el ejercicio ayuda a mejorar la gravedad de los síntomas relacionados con el movimiento y el bienestar general de quienes padecen la enfermedad de Parkinson. Te lo contamos en este artículo.
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La importancia del ejercicio en la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico que afecta principalmente a personas mayores de 60 años. Los síntomas de la enfermedad incluyen problemas de movimiento, problemas emocionales y anímicos, fatiga, problemas para dormir y dificultades cognitivas.
Aunque la enfermedad no se puede curar, los síntomas se pueden aliviar y el ejercicio físico puede ser una herramienta valiosa para mejorar la gravedad de los síntomas y la calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson.
El ejercicio físico se ha demostrado efectivo en la mejora de los síntomas relacionados con el movimiento y la calidad de vida en personas con enfermedad de Parkinson. La revisión Cochrane, que analizó 156 ensayos controlados aleatorios, encontró que cualquier tipo de ejercicio estructurado es mejor que ninguno para mejorar la gravedad de los síntomas.
Los tipos de ejercicio que se evaluaron incluyeron la danza, el ejercicio en el agua, el ejercicio de fuerza y resistencia, el ejercicio de resistencia, el tai chi, el yoga y la fisioterapia.
El papel exacto del ejercicio físico en la enfermedad de Parkinson aún se está investigando. Sin embargo, los resultados de la revisión Cochrane destacan su importancia como una herramienta valiosa en el manejo de la enfermedad.
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En caso de Parkinson, cualquier tipo de ejercicio estructurado es mejor que ninguno
La revisión Cochrane es una colaboración de expertos internacionales independientes que analizó 156 ensayos controlados aleatorios para evaluar el efecto del ejercicio físico en personas con enfermedad de Parkinson. La revisión incluyó un total de 7939 personas de todo el mundo. Esto la convierte en la revisión sistemática más grande y completa para estudiar los efectos del ejercicio físico en la enfermedad de Parkinson.
La revisión Cochrane encontró que cualquier tipo de ejercicio estructurado es mejor que ninguno para mejorar la gravedad de los síntomas y la calidad de vida relacionados con el movimiento («motor») en personas con enfermedad de Parkinson.
Los tipos de ejercicio que se evaluaron incluyeron la danza, el ejercicio en el agua, el ejercicio de fuerza y resistencia, el ejercicio de resistencia, el tai chi, el yoga y la fisioterapia.
Los efectos sobre la calidad de vida fueron clínicamente significativos para el entrenamiento en agua y efectos que probablemente sean clínicamente significativos para varios tipos de ejercicio, como el entrenamiento de resistencia, el entrenamiento de la mente y el cuerpo, el entrenamiento para mejorar la marcha, el equilibrio y el movimiento, y el multiejercicio.
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El papel del ejercicio físico en el manejo de la enfermedad de Parkinson
Aunque cualquier tipo de ejercicio estructurado es mejor que ninguno, es importante prestar atención a las preferencias personales de las personas con la enfermedad de Parkinson para ayudar a motivarlos a adherirse a un programa de ejercicios.
Los resultados de la revisión Cochrane destacan la importancia del ejercicio físico en general, mientras que el tipo exacto de ejercicio puede ser secundario.
Además, los autores de la revisión destacan que se necesita más investigación para sacar conclusiones más definitivas sobre el efecto del ejercicio físico en personas con enfermedades más avanzadas y problemas de pensamiento.
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Ejercicio físico y enfermedad de Parkinson
El ejercicio físico es una herramienta valiosa para mejorar la gravedad de los síntomas relacionados con el movimiento y la calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson.
Aunque se necesita más investigación, la revisión Cochrane destaca la importancia del ejercicio físico en el manejo de la enfermedad. Se debe considerar como un componente importante del tratamiento y se debe prestar atención a las preferencias personales de las personas con la enfermedad de Parkinson para ayudar a motivarlos a adherirse a un programa de ejercicios.
Esta revisión se publicó el 5 de enero de 2023. Puedes verla completa aquí.
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