El agua es un componente esencial de nuestro organismo. De hecho, constituye alrededor del 60% de nuestro peso corporal. Sin embargo, su importancia va mucho más allá de saciar la sed, ya que es indispensable para el funcionamiento de los músculos. Estos contienen entre un 70% y un 75% de agua, lo que los convierte en estructuras altamente dependientes de una hidratación adecuada para mantenerse en óptimas condiciones. De ahí la importancia de entender la relación entre el agua y la salud muscular.
Durante la actividad física, especialmente en deportes de alta intensidad, la sudoración provoca una pérdida significativa de agua y sales minerales. Si no se reponen, las consecuencias pueden ir desde la fatiga muscular hasta calambres o lesiones graves. Por ello, comprender cómo el agua influye en la salud muscular no solo es esencial para deportistas, sino también para cualquiera que busque mejorar su bienestar físico.
Recuerda que en PuntoSeguro queremos que vivas mogollón, pero bien, en buenas condiciones físicas y mentales. Y eso incluye hacer ejercicio, pero hacerlo bien y en buenas condiciones de nutrición e hidratación.
Ya sabes que al contratar tu seguro de vida o un seguro tu seguro de salud con nosotros, te recompensamos si superas los retos mensuales de vida activa. Si todavía no te has enterado, infórmate aquí.
Por qué es importante el agua para la salud muscular
El agua es esencial para la estructura y funcionamiento de los músculos, ya que constituye entre el 70% y el 75% de su composición. Este elevado porcentaje demuestra su importancia en el mantenimiento del volumen, la elasticidad y la funcionalidad de las fibras musculares. De hecho, cuando los niveles de hidratación disminuyen, los músculos pierden capacidad de regenerarse. Esto afecta tanto al rendimiento como a la prevención de lesiones.
Además, el agua cumple funciones clave en la salud muscular. Es indispensable para transportar nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales, a las células musculares, al tiempo que elimina toxinas y subproductos metabólicos generados durante el ejercicio, como el ácido láctico.
También contribuye a regular la temperatura corporal mediante la sudoración, evitando el sobrecalentamiento durante la actividad física. Otro de sus beneficios es que protege los tejidos conectivos, lo que ayuda a prevenir lesiones articulares y musculares.
Por último, una hidratación insuficiente puede desencadenar procesos de degradación muscular, dificultando el mantenimiento de su masa y su capacidad para realizar movimientos eficaces.
⇒Lee esto también: ¿Debo beber agua mientras hago ejercicio o durante los entrenamientos?
Los riesgos de la deshidratación para los músculos
La deshidratación representa uno de los mayores desafíos para el rendimiento muscular y la salud en general, especialmente durante la actividad física. Cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, los músculos son de los primeros en verse afectados. La falta de agua reduce su capacidad para contraerse y relajarse de manera eficiente, lo que puede traducirse en una pérdida de fuerza, coordinación y resistencia.
Entre las consecuencias más comunes de la deshidratación se encuentran la fatiga temprana, los calambres musculares y un mayor riesgo de lesiones, como desgarres o contracturas. Esto ocurre porque, al carecer de agua suficiente, los músculos pierden elasticidad y se vuelven más propensos a tensiones excesivas. Además, en situaciones de deshidratación severa, el cuerpo prioriza funciones vitales extrayendo agua de los músculos, lo que empeora su desempeño y acelera el desgaste.
Para deportistas o personas físicamente activas, el riesgo de deshidratación aumenta significativamente debido a la sudoración y la pérdida de electrolitos esenciales. Por esta razón, mantener un equilibrio hídrico es crucial para proteger los músculos y asegurar un rendimiento óptimo.
⇒Lee esto también: Deshidratación: protégete de ella también en invierno
Hidratación en la actividad física
La actividad física intensifica las necesidades hídricas del organismo debido a la pérdida de líquidos y electrolitos esenciales a través de la sudoración. Este proceso es fundamental para regular la temperatura corporal, pero si no se compensa con una ingesta adecuada de agua, puede derivar en un descenso significativo del rendimiento y un mayor riesgo de lesiones musculares.
Antes de comenzar a ejercitarse, es importante asegurar un nivel de hidratación óptimo, ya que los músculos bien hidratados tienen mayor capacidad de contracción y resistencia. Durante el entrenamiento, especialmente en actividades prolongadas o de alta intensidad, se recomienda ingerir pequeñas cantidades de agua en intervalos regulares para reponer las pérdidas de líquidos de forma constante.
Y no olvides que, tras el ejercicio, necesitas recuperar los niveles hídricos del cuerpo para favorecer la regeneración muscular y restablecer el equilibrio de electrolitos.
La cantidad ideal de agua a consumir varía según factores como la intensidad de la actividad, la duración y las condiciones climáticas. No obstante, se sugiere un consumo base de 1,5 a 2 litros diarios, ajustándose según las necesidades individuales y el esfuerzo físico realizado.
⇒Esto también te interesará: Los Mejores Seguros de Vida Riesgo: comparativa de precios y coberturas
Descubre PuntoSeguro Fit
Desde PuntoSeguro queremos ayudarte a tener una vida más saludable. Contratando tu seguro de salud o tu seguro de vida con PuntoSeguro tienes acceso gratuito a la app PuntoSeguro Fit.
Además de tener controlada tu actividad física diaria, y contribuir a causas sociales, podrás obtener un descuento de hasta 120 € en cada renovación.
Otros artículos de interés
- Cómo afecta la calidad del aire a tu rendimiento cuando corres una maratón
- Mindful running: correr con conciencia plena
- El beneficio cognitivo del ejercicio físico puede durar hasta 24 horas, según un estudio
- Beneficios del entrenamiento de resistencia cerebral en adultos mayores: más salud y menos caídas
- El entrenamiento de fuerza construye más que músculos… a todas las edades
- Efectos del ejercicio en la salud celular: claves para una vida más saludable