La infancia es una etapa clave para construir las bases de un desarrollo físico y mental saludable. Sin embargo, los problemas de salud mental entre adolescentes están en aumento. Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud de la Universidad de Jyväskylä, en Finlandia, aporta una conclusión prometedora: una buena forma física en la infancia está directamente relacionada con un mejor bienestar mental en la adolescencia.
El estudio, que analizó a 241 niños y niñas durante ocho años, destaca que una mejor capacidad cardiorrespiratoria en la infancia se asocia con menos síntomas de estrés y depresión en los años posteriores. Además, habilidades motoras bien desarrolladas están vinculadas a un mejor rendimiento cognitivo.
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Beneficios de la actividad física en la infancia para la salud mental
La actividad física durante la infancia tiene un impacto directo en la salud mental de los jóvenes, según el estudio realizado por la Universidad de Jyväskylä y la Universidad de Finlandia Oriental. Mantenerse físicamente activo no solo fortalece el cuerpo, sino que también contribuye a una mente más equilibrada. Los resultados del estudio mostraron que una mejor capacidad cardiorrespiratoria en la infancia reduce significativamente los síntomas de estrés y depresión en la adolescencia.
Este efecto se debe, en gran parte, a cómo el ejercicio promueve la producción de neurotransmisores asociados con el bienestar, como la serotonina. Por otro lado, el desarrollo de habilidades motoras no solo mejora la coordinación y el control del cuerpo, sino que también potencia la capacidad cognitiva. En palabras de Eero Haapala, investigador principal, “el ejercicio físico es un recurso infrautilizado que puede marcar una gran diferencia en la vida de los niños”.
Entre los beneficios que aporta la actividad física en la infancia relacionados con la salud mental destacan:
- Reducción del estrés: los niños activos tienden a desarrollar mejores mecanismos de afrontamiento ante situaciones difíciles.
- Prevención de la depresión: los hábitos de movimiento fomentan una mente más resiliente.
- Mejora del rendimiento académico: las habilidades motoras bien desarrolladas influyen positivamente en las capacidades cognitivas necesarias para el aprendizaje.
Estos hallazgos subrayan la importancia de incluir el ejercicio regular en la rutina de los más pequeños, ya sea en el colegio, durante el tiempo libre o mediante actividades recreativas.
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Importancia del ejercicio cardiorrespiratorio en niños
El ejercicio cardiorrespiratorio, que incluye actividades como correr, nadar o montar en bicicleta, juega un papel esencial en el desarrollo físico y mental de los niños. Según este estudio, los niños con mejor capacidad cardiorrespiratoria presentan menos síntomas de estrés y depresión en la adolescencia. Este vínculo pone de manifiesto cómo el corazón y los pulmones no solo benefician al cuerpo, sino también a la mente.
Los investigadores destacan que las mejoras en la salud cardiorrespiratoria entre la infancia y la adolescencia se asocian directamente con una mayor estabilidad emocional. Además, estas actividades ayudan a reducir el tiempo sedentario, como el uso excesivo de pantallas, lo que también influye en el bienestar mental. En este sentido, Haapala enfatiza: “Las sociedades deberían promover la actividad física desde edades tempranas como una inversión en el futuro de nuestros jóvenes”.
Existen muchas formas de incorporar actividades cardiorrespiratorias en la rutina de los niños. Juegos al aire libre, como el escondite o saltar a la cuerda, por ejemplo, son opciones sencillas y divertidas que les animan a moverse mientras disfrutan.
También se pueden considerar deportes organizados, como fútbol, baloncesto o natación, que no solo fortalecen su resistencia física, sino que fomentan habilidades sociales. Además, incluir hábitos diarios como caminar al colegio o salir a pasear en familia puede ser una manera eficaz de mantenerse activos.
Estas prácticas no solo mejoran su salud física, sino que también les ayudan a desarrollar herramientas emocionales valiosas para afrontar el estrés y gestionar sus emociones en el futuro.
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El papel de las habilidades motoras en el bienestar mental
El desarrollo de habilidades motoras en la infancia va más allá de aprender a correr, saltar o mantener el equilibrio. Según el estudio realizado por la Universidad de Jyväskylä, existe una conexión significativa entre la motricidad infantil y la salud cognitiva y emocional en etapas posteriores. Los niños que muestran un mejor desarrollo motor desde pequeños tienden a tener menos síntomas de estrés y depresión durante la adolescencia, así como un rendimiento cognitivo superior.
Esta relación puede explicarse por cómo el cerebro procesa y coordina los movimientos físicos. Al practicar habilidades motoras, como lanzar una pelota o montar en bicicleta, el cerebro refuerza conexiones neuronales que no solo benefician la coordinación física, sino también capacidades cognitivas como la memoria, la atención y la resolución de problemas. Aunque el impacto de la motricidad sobre la depresión es menos pronunciado que el del ejercicio cardiorrespiratorio, su contribución al bienestar integral sigue siendo destacable.
Fomentar actividades que trabajen la motricidad, como el dibujo, el uso de juegos de construcción o el aprendizaje de bailes, puede marcar una gran diferencia en el desarrollo de los niños. Según Haapala, es fundamental ver estas prácticas no solo como juegos, sino como herramientas para construir habilidades cognitivas y emocionales que les preparen para los retos de la vida.
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El impacto del tiempo frente a pantallas en la salud mental infantil
El uso de dispositivos electrónicos ha aumentado considerablemente entre los niños en los últimos años, y esto tiene un efecto directo en su salud mental. Según el estudio finlandés, el tiempo excesivo frente a pantallas puede interferir con los beneficios de la actividad física y las habilidades motoras, que son esenciales para el bienestar emocional y cognitivo. Los niños que dedican muchas horas a dispositivos digitales tienden a mostrar mayores niveles de estrés y dificultades emocionales, ya que este hábito reduce el tiempo disponible para actividades físicas que podrían ayudarles a liberar tensiones.
Los investigadores señalan que equilibrar el uso de pantallas con actividad física es un punto crítico. No se trata de eliminar por completo los dispositivos, sino de fomentar un uso moderado y consciente, combinado con juegos activos y actividades recreativas. Por ejemplo, sustituir una hora frente al televisor por un paseo al aire libre o practicar deportes en familia puede marcar una diferencia significativa en el bienestar de los niños.
En este sentido, Haapala subraya la importancia de un enfoque equilibrado: “La clave no es demonizar las pantallas, sino enseñar a los niños a integrar la actividad física en su día a día para proteger tanto su salud física como mental”. Esta estrategia no solo beneficia a los niños, sino que también promueve hábitos saludables en toda la familia.
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Cómo fomentar hábitos saludables en la infancia
La infancia es el momento ideal para establecer hábitos saludables que puedan mantenerse a lo largo de la vida. Según los hallazgos de este estudio, una de las mejores formas de proteger la salud mental y cognitiva de los niños es garantizar que tengan oportunidades regulares para estar activos físicamente. Sin embargo, el fomento de estos hábitos no debe recaer únicamente en los niños; las familias, las escuelas y la sociedad en su conjunto desempeñan un papel de suma importancia en este proceso.
Incorporar rutinas físicas en la vida diaria puede ser tan sencillo como caminar al colegio, organizar actividades recreativas en el hogar o priorizar el tiempo al aire libre durante los fines de semana. Además, las escuelas deben garantizar un espacio adecuado para la educación física y actividades que involucren a todos los estudiantes, sin importar su nivel de habilidad física.
Haapala subraya que el apoyo de los adultos es esencial: “Los padres y los cuidadores deben actuar como modelos a seguir, mostrando a los niños que la actividad física es una parte valiosa de la vida diaria”. También es importante que estas iniciativas sean accesibles y divertidas, de modo que los niños se sientan motivados a participar en actividades deportivas o recreativas.
Al adoptar estas estrategias, no solo se fomenta un desarrollo físico saludable, sino que también se sientan las bases para una infancia emocionalmente equilibrada y una adolescencia más resiliente.
Este estudio se publicó el 10 de septiembre de 2024 en la revista Sports Medicine.
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Eva María Rodríguez
Redactora web y creadora de contenidos digitales especializada en seguros y finanzas, así como en deporte y vida saludable. Colabora con PuntoSeguro desde 2014.
